Thursday, January 19, 2006

Abédul Blanco

Ir solo a los conciertos tiene sus ventajas. Al menos una: no hay que depender de nadie ni apenarse al esperar -cual gruppy- a que alguno de los 'concertistas' me de su firmita.
Ir solo a los conciertos tiene sus desventajas. Al menos una: no se comparte la experiencia.
Después de verles y escucharles tocando, pelos erizados incluídos, tuve que tranquilizarme. Dado que no había duchas cercanas y además el frío acaloraba, consumí una cerveza. Astra.
Luego le vi. Ulf se llama, bajista y guitarrista en la banda, apasionado con la banda, afable y sin temor a mostrar sus sentimientos con los que le escuchen.
Y en mis dos cds, tengo las firmitas de los tres integrantes y hasta el de la tecladista invitada.
"Qué tipo de música?" me preguntó Thorsten, "bueno, son noruegos, es un poco...", "Oh! Música nórdica depresiva, invernal", "adecuada para auroras boreales" le dije.
El Tanzhalle es chiquito y los tuve frente a mí (no solamente soy froteurista, también soy fetichista), hice creo una u otra foto. Tal vez mi presencia en ella distorsione la idea de lo que el sonido narra. Si las fotos no fueran mudas, ella de todas maneras no hablaría, pues yo habría absorbido hasta la más profunda nota.
"you kiss me like a frog and I bark line a dog" le hizo cerrar los ojos mientras yo deseaba compartirlo con alguien. Jens no pudo asistir.
Nadie conocido en la esparcida multitud. 'The White Birch' tiene una huella en mis dos cds. Yo dejaba huellas en la nieve. Supongo que ya se han borrado.

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