La impresión es de una mega ciudad, una metrópolis con edificios altísimos y calles que parecen cordones de zapatos.
En el centro se yergue el Castillo de Osaka, que en medio del 'sky-line' o pasa desapercido o crea la fascinación del contraste entre lo histórico y lo moderno al por mayor.
El albergue en el que pasamos las dos noches se encuentra en la zona de Imamiya, que según nos dijo José -amable español a quien conocimos una semana antes a través de Mariko- no es precisamente la mejor zona de Osaka. Íbamos a pernoctar en un dormitorio con seis camas, pero dado que un grupo decidió permanecer más tiempo, nos dieron un cuarto para dos. El albergue es famoso por quien rige, Oliver, y por la amabilidad de quienes trabajan. Yo recuerdo también las puertas corredizas de papel. Y las picaduras de los insectos. Muchos de los hospedados visitaban la ciudad por la vida nocturna, sobretodo en Namba.

Ver la zona de Namba de noche nos dejaba la boca abierta. El juego de luces por todas partes y el ruido de las maquinitas expendedoras de peluches y tragadoras de monedas y pachinkos casi me hace enloquecer. El toque 'Blade Runner' llega cuando doblamos una callecita y comimos fideos Udon con tofu y bebimos te verde en el puestecito tradicional de un hombre mayor con un joven (que supongo era su hijo). Recuerdo esa escena y se me hace algo en el pecho. O en la garganta. O en los ojos.
En la estación de Namba hay un paseo subterráneo, para ir de compras. La claustrofobia y la noción del tiempo se fusionan en un acompañante de dudosa amabilidad.
Más compras. Atravesamos (para dolor de mi espalda) la calle más larga de compras en Japón: 2.1 km de puestos de todo tipo!
Cerca del barrio de Umeda Osaka vive de día. Noté muchísimos vendedores de Bentos; Jens me dijo "es para los que trabajan que casi no tienen tiempo de comer".
Fuimos a la torre en Umeda que parece un Arco del Triunfo en el futuro. Decidimos subir al anochecer; primero por una torre, a muchos metros de altura pasamos a la otra por una escalera eléctrica, no aptas para acrofóbicos.
Con José compramos algunos recuerditos para Christoph: pequeñas tetonas con trajes de colegialas. Traté de ver godzillas; estaban un poquito caros... Luego comimos algo, la especialidad de Osaka es el Yakitori, palitos con trozos de pollo ensartados, desde la carne hasta las vísceras.
2 comments:
Con José compramos algunos recuerditos para Christoph: pequeñas tetonas con trajes de colegialas. --------->>>> sí que son recuerdos. ja ja ja.
s a l u d o s .
g e r a r d o .
¿¡Y MI GODZILLA?!
TE LA HUBIERAS ROBADOOOO!!!!
buju.
(Yo, incitando al crimen y la corrupción, como todo buen sodomita)
Post a Comment